Goyo Cárdenas “El día que el gobierno PRIISTA mexicano ovacionó de pie a un feminicida”

Gregorio Cárdenas Hernández, mejor conocido como “Goyo Cárdenas”, fue uno de los primeros feminicidas reconocidos bajo este crimen por la justicia mexicana y quien había asesinado despiadadamente a 4 mujeres indefensas luego de tener relaciones sexuales con ellas. Más tarde, las había enterrado maniatadas en su pequeño jardín. Además, a su última víctima, su novia Graciela Arias, la había violado repetidas veces cuando yacía ya muerta sobre la cama.

Contrastando los crimines de “Goyo Cárdenas”, se encontraba uno de los actos de impunidad más grandes en la historia de México (concretamente con el entonces partido gobernante PRI), quienes reconocían públicamente a “Goyo Cárdenas” como un hombre rehabilitado, inteligente y readaptado a la sociedad, ovacionando así a este monstruo como un verdadero “héroe”.

Pero comencemos dese el principio.

Originario de Veracruz, “Goyo Cárdenas” solía ser un niño retraído pero “muy maldoso”, como lo describían sus compañeros del colegio, pues este acostumbraba a dar estiércol en dulces a sus amigos y quemar el cabello de sus compañeras. Esto podía señalarse como las primeras señales de los problemas mentales que podían avecinarse con Goyo Cárdenas. Los problemas de salud a los que se enfrentaba Gregorio, ocasionaban que sufriera ataques de ansiedad, incluso que mojara la cama hasta los 17 años.

A sus 15 años comienza a ir con prostitutas, lo que lo llevo a padecer no una, sino varias enfermedades venéreas. Para este entonces “Goyo Cárdenas” comenzaba a experimentar tortura y asesinato a pequeños animales y más adelante en su época de estudiante de “Ciencias Químicas” y antes de los escandalosos homicidios, “Goyo” gustaba experimentar con gansos y conejos que también gustaba de enterrar en su jardín.

Cuando tenía 20 años, conoce a Sabina Lara González de 16 años, quien se convertiría en su primer esposa debido a que lo metieron a la cárcel por “Estupro” y la familia de Sabina lo obligara a casarse con ella ya que Sabina estaba embarazada. Pero fue durante su “luna de miel” que Goyo obligaría a Sabina a abortar y posteriormente la demandaría por “Adulterio”.

Goyo al recibiría una beca por parte de PEMEX para estudiar “Ciencias Químicas” en la UNAM, lo que le permitiría salir de la sombra de su mamá y comenzar su vida independiente. Fue aquí cuando los crímenes de Gregorio comenzarían. Se mudaría a una vivienda en la “Calle de Tacuba” en la Ciudad de México, casa la cual sería testigo de la infamia de Gregorio.

Cárdenas Hernández cometió sus asesinatos entre agosto y septiembre de 1942, debido a lo cual se le considera un asesino relámpago. El sobrenombre de “estrangulador de Tacuba” se debe a que su residencia estaba ubicada en el famoso barrio de Tacuba de la Ciudad de México.

El 15 de agosto de 1942, recibió en su casa a una prostituta de 16 años llamada María de los Ángeles González y apodada “Bertha”. Después de tener relaciones sexuales con ella, Cárdenas la estranguló con un cordón y enterró su cuerpo en su jardín. En los días siguientes asesinó a dos prostitutas menores más. Inicialmente, se identificó a la segunda como Raquel González León, de 14 años; sin embargo, meses después se descubrió que Raquel González aún vivía, y desde entonces se desconoce la identidad de la segunda víctima. Debido a la fuerte impresión por la noticia errónea, la hermana de González León falleció a causa de un infarto. La tercera prostituta asesinada, de nombre Rosa Reyes Quiroz, se negó a acostarse con él, intentó resistir al ataque y finalmente perdió la vida.

Finalmente, Cárdenas asesinó a Graciela Arias Ávalos, de 21 años, alumna de la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México e hija de un reconocido abogado penalista mexicano, amiga de quien Cárdenas estaba enamorado. Debido al rechazo amoroso de Graciela y a una bofetada que le propinó por intentar besarla a la fuerza, el homicida la golpeó hasta la muerte en su automóvil, y la enterró posteriormente en su jardín, junto al resto de las víctimas.

Después de asesinar a sus víctimas, Cárdenas les inyectaba sustancias colorantes para que no fueran reconocidas por las autoridades, pero las investigaciones no descubrieron ningún signo de ello.

"Las 4 victimas reconocidas "
"Las 4 victimas reconocidas "

El padre de Graciela se acudió a presentar denuncia el 3 de septiembre de 1942 ante la autoridad. Un día después, la Policía encontró los cuatro cadáveres enterrados en el jardín de la casa de Cárdenas.

El jefe del Servicio Secreto de la Jefatura de Policía, Leopoldo Treviño Garza, comisionó a los detectives Ana María Dorantes y José Acosta Suárez para iniciar las indagatorias. La Escuela Nacional Preparatoria fue el primer lugar que visitaron los agentes, por ser el último lugar donde se le vio con vida a Graciela. Los compañeros de la joven mujer coincidieron en que la noche del miércoles 2 de septiembre, después de clases y en medio de un aguacero, la muchacha subió al auto Ford, modelo 1939, placas B-901, que estaba a nombre de Gregorio Cárdenas Hernández.

De inmediato, los detectives se trasladaron al domicilio del dueño del vehículo, donde encontraron a la madre de Goyo, Vicenta Hernández, quien les dijo que su hijo se había vuelto loco una noche antes, por lo que esa mañana lo internó en el sanatorio del Doctor Oneto Berenque, en Tacubaya. Los policías se mostraron desconcertados y pensaron que era una coartada para despistarlos. Así, acudieron al hospital para interrogar al sospechoso.

Gregorio

Le dictaron “Auto de formal prisión” y entro al “Palacio Negro de Lecumberri”  al “Pabellón de los enfermos mentales” y un día después los abogados lograron que lo trasladaran al “Manicomio General de la Castañeda”,dónde recibió “electrochoques” e inyección de “Tiopentato de sodio” para que finalmente determinaran que no estaba loco. Tras escapar de la Castañeda, Goyo se fue a Oaxaca donde se convirtió en maestro rural cuando fue reaprendido y llevado de nueva cuenta al “Palacio negro de Lecumberri” el 22 de diciembre de 1948..

Quisiera resaltar que existió una diametral diferencia entre la manera en que se concibió la figura de Cárdenas durante esos primeros años de prisión, y el retrato que se difundió a su salida de Lecumberri en septiembre de 1976. Aquel “hombre-monstruo”, ese “estudiante-troglodita” cuyos horrores habían llevado incluso a que un buen número de legisladores abogara por reestablecer la pena de muerte abolida en 1931, fue representado tres décadas más tarde como el prototipo del sujeto rehabilitado. Por ejemplo, a los pocos días de ser absuelto, Mario Moya Palencia, secretario de Gobernación durante la presidencia de Luis Echeverría, lo invitó a comparecer ante la Cámara de Diputados para exhibirlo como un “ejemplo vivo de la readaptación social del delincuente”. Cito:

“A mí me es particularmente grato que hoy en esta sesión esté aquí acompañándonos un hombre que hace más de 30 años cometió varios delitos contra la sociedad, que se mantuvo hasta hace unos días en prisión, después de muchas vicisitudes que tuvo su proceso, después de haberse enfrentado con los problemas de las viejas ideas y también con las nuevas ideas regeneradoras de la readaptación social, logró transformarse a sí mismo, readaptarse socialmente, rehízo su vida, terminó sus estudios de medicina, hizo estudios de abogacía, escribió varios libros, fundó y desarrolló una familia, y cuando al fin transformada su vivencia sicológica y establecido su equilibrio interno y social, la propia sociedad consideró que se había readaptado y que era la hora de abrirle las puertas de la prisión, ha salido por ellas a hacer una nueva vida y reinstalarse en el servicio de su colectividad. Me da gusto que esté aquí entre nosotros: Gregorio Cárdenas Hernández.”

En septiembre de 1976 obtuvo su libertad. Su abogado argumentó que a los 62 años ya carecía del apetito sexual y criminal.

Al ser invitado por parte del Gobierno PRISTA a presentar su presunta “Rehabilitación” en el Congreso, aquí se le brindo un homenaje y “Goyo Cárdenas” hizo uso de la tribuna para hablar sobre su vida mientras que los diputados PRIISTAS ovacionaron de pie sus palabras.

La década de los 70’s fue testigo de como el incompetente y atroz gobierno PRIISTA de México por primera vez, se ponía de pie ante un asesino y feminicida reconocido.

El periodista Guillermo Pérez Verduzco entrevistó para Televisa a Gregorio “Goyo” Cárdenas.

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